Al estar re
definiendo la palabra- Reconocimiento- lo que vino a mi pensamiento fueron
imágenes de sentirme discriminada, relegada, perder la imagen, no ser
suficiente, no llenar las expectativas de los demás, me di cuenta como me fui a
la polaridad de -reconocimiento- que vendría a ser lo contrario, sin embargo en
este blog caminare con la discriminación, y el sentirme relegada.
Una de las
muchas veces en que me sentí discriminada fue por el hecho de ser mujer, de muy
joven veía como los hombres podían hacer o decidir lo que se les antojaba,
entrar y salir a la hora que ellos decidían y esto me enojaba y me reprimía en
muchos aspectos, a pesar de que me desarrolle en una familia, donde se ejercía
el matriarcado, creía que a los hombres no les podía decir o hacer lo contrario
a lo que ellos decidían y pues como consecuencia acepté y permití ser dominada
por un hombre machista.
Me he
sentido discriminada por autoridades, por burocracia, y por médicos por
amistades, sintiéndome relegada a ser una mujer de segunda clase en donde el
mundo es dominado por hombres.
Me doy
cuenta que al aceptar y permitirme ser tratada como mujer de segunda clase
ejercí también el patrón de discriminar y relegar a los demás y a la vida en general.
Me perdono a
mí misma por aceptar y permitirme a mí misma definir y hacer juicio sobre la
palabra machista, y adjudicarla a una pareja
ya que la experiencia que tengo es de que solo ellos tienen la razón esto viene de una memoria que he guardado
donde elegí por pareja un hombre controlador, autoritario, violento, dominante
y al convivir con el me despersonalice
por completo perdiendo mi valor, mi vida giraba alrededor de sus deseos sin
tener autoridad para decidir que quería yo , como permitirme trabajar, llevar a
mis hijos a clases extras etc. Por esto me perdono a mí misma. Por haber
existido victimizada, y sin voluntad y no haberme dado cuenta que solamente
estaba manifestando las memorias de lo que atestigüe cuando fui niña de como
relacionarse con una pareja y me perdono a mí misma por no haberme levantado y
darme dirección.
Me perdono a
mí misma por no haber aceptado y permitido darme cuenta que he existido como el
mismo patrón, que he enjuiciado autoritario, violento, dominante, controlador,
como ramificado en los ámbitos de mi vida tanto en mí negocio como en mi
familia.
En y cuando
me vea a mí misma existiendo en polaridad dominando para evitar ser dominada
y a la vez existiendo en inferioridad,
me detengo y respiro. Me doy cuenta que al haber permitido ser dominada por un
hombre controlador, autoritario, violento, dominante, fue por la forma en que
aprendí a relacionarme como pareja, porque fue lo que guardo en mis memorias. Y
yo misma manifesté este patrón tanto en mi negocio como en mi familia. Me
comprometo a mi misma a dejar de existir en la polaridad dándome cuenta que
puedo crear relaciones en igualdad desde lo físico, considerando a mis clientes
y a mi familia como las expresiones de vida que ellos son como poniéndome en
sus zapatos.
Me perdono a
mi mismas por aceptar y permitirme a mí misma sentirme discriminada por las
autoridades aduanales, fiscales, judiciales ya que por mi trabajo me muevo en
este ambiente que es de donde saco los medios para sobrevivir, y por esto me
perdono a mí misma por usar una imagen engañosa para no sentirme discriminada y
poner un límite para que no se abuse de mí, pero en el fondo si me siento
discriminada, en lugar de, levantarme en honestidad como uno mismo como el
coraje de enfrentar la situación en el momento desde quien soy como la
estabilidad como vida.
Me perdono a
mí misma por aceptar y permitirme a mí misma sentirme discriminada por los
empleados burócratas en algunas oficinas en donde hago tramites en lugar de
darme cuenta que es el sistema que yo he aceptado y permitido y me perdono a mí
misma por yo también tener predilección por algún cliente en especial y
discriminar a otros donde doy preferencia a los clientes los cuales tengo la
idea de que van a comprar y los que discrimino es porque tengo la idea de que
solo van a entretenerse.
Me perdono a
mí misma por aceptar y permitirme a mí misma sentirme discriminada por los
médicos, ya que cuando he ocupado de sus servicios me doy cuenta que algunos
pacientes no toman su lugar en la sala de espera y pasan directamente y esto me
hace sentir discriminada y sin valor, me doy cuenta que es la forma en la que
hemos sido entrenados para someternos a la autoridad, y por esto me perdono a
mí misma, por no darme cuenta y entender que los médicos son mi reflejo ya que
yo ejerzo la autoridad con mis clientes y algunas veces juzgo a las personas
como sin valor.
En y cuando
me vea a mí misma sintiéndome discriminada, inferior y sin valor, me detengo y
respiro. Me doy cuenta que he sido yo misma aceptando y permitiendo la
discriminación, inferioridad, y la desvalorización, por encubrir mi miedo a no
ser aceptada, a no llenar las expectativas de alguien más. Me doy cuenta de
cómo he apoyado y asistido al sistema mental para mantener el punto de
polaridad de la superioridad e inferioridad en donde me he estado
desenvolviendo. Me comprometo a darme cuenta de que este punto de
discriminación me ha servido para victimizarme y perpetuar el abuso en la
existencia. Me comprometo a mí misma a dejar de discriminarme y discriminar a
otros aceptándome y apoyándome y asistiéndome en el respiro en el perdón a uno
mismo. Me comprometo a mí misma a investigar el sistema igualitario monetario,
y participar en su implementación para que no exista más el abuso y la
discriminación.
Me perdono a
mí misma por aceptar y permitirme a mí misma definirme a mí misma como una
mujer de segunda clase ya que la experiencia que he tenido en el mundo familiar
y laboral es que el mundo es dominado por los hombres, por lo cual he
reaccionado siendo igual a ellos, dominante y por esto me perdono a mí misma
por no tomar responsabilidad y darme cuenta que me he estado engañando y que yo
misma me someto y me disminuyo me reprimo y luego me voy al otro extremo donde
reacciono como el dominio. Me perdono a mí misma por no darme cuenta que este
es un ciclo que se manifiesta en todas
mis relaciones al discriminar y relegar a los demás y a la vida en general.
Me perdono a
mí misma por haber aceptado y permitido a mí misma juzgarme a mí misma como mujer
de segunda categoría y de esta manera separarme de mi misma de los hombres y de
toda la vida.
En y cuando
me vea a mí misma definiéndome como mujer de segunda categoría es porque tengo
un motivo ulterior, y lo uso para justificar para discriminar y relegar a los demás, y a la vida misma y al
mismo tiempo disminuyéndome, reprimiéndome, victimizándome, y reaccionando en
separación de mi misma de los hombres y de toda la vida, me detengo y respiro.
Me doy cuenta que he sido yo la que manifiesto la discriminación porque acepto
y permito que se activen las memorias del pasado donde guardo las creencias de
como son los hombres y lo aplico a mi vida cotidiana sin tomar responsabilidad.
Me comprometo a mí misma a responsabilizarme de mi misma a no aceptar ni permitir
ser dirigida por creencias, y justificaciones, que apoyen la discriminación. Me
comprometo a mí misma a dejar de crear separación y caminar en igualdad con los
hombres.
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